Financiación del circulante
La necesidad básica para todas las empresas
La gestión del circulante de una empresa es básica para asegurar la viabilidad de la misma. Por circulante entendemos todas aquellas partidas que están vinculadas al ciclo de explotación o producción de la empresa. Gestionar el circulante significa, entre otras cosas y haciendo un ejercicio de simplificación conceptual, gestionar el tiempo que se tarda en recuperar el dinero invertido en la adquisición de los bienes que se consumen en la actividad productiva. En la situación ideal –y utópica– en la que este tiempo de recuperación fuera 0, no habría necesidad de utilizar fórmulas de financiación de circulante.
Un subconcepto dentro de la gestión de circulante es la gestión de la tesorería. La situación de tesorería presente y previsión de evolución futura es la que debe marcar la necesidad de financiación del circulante. Una vez la gestión tesorera pone de manifiesto la necesidad de financiar el circulante es cuando las empresas deben acudir a los instrumentos financieros que los bancos ponen a su disposición. Entre estos instrumentos tenemos algunos que podemos denominar auténticas commodities, entendiendo por tales aquellos productos muy maduros, demandados por el mercado, pero que desde un punto de vista meramente de características o propiedades de los mismos no aportan valor (más allá del valor quizás más deseado que es el obtener financiación). Dentro de este grupo podríamos hablar de las pólizas de crédito o el descuento comercial. En el primer caso, el banco pone a disposición un importe determinado (lo que denomina el límite de crédito) para que la empresa utilice de acuerdo a sus necesidades. Esta fórmula tiene la ventaja que la empresa sólo paga carga financiera por la parte utilizada del límite, y que existe efecto revolving, de tal forma que los importes dispuestos que la empresa vaya retornando vuelven a configurar límite disponible para ella. Con el descuento comercial, la empresa avanza el resultado de sus ventas, anticipándose el importe que debe cobrar de sus clientes.
Un instrumento de financiación de las ventas más moderno que el descuento es el factoring. A través de él, el cliente cede los derechos de cobro derivados de sus operaciones comerciales al banco, el cual avanza el importe de los créditos cedidos y gestiona el cobro de los mismos directamente con el deudor. Respecto al descuento comercial, el factoring aporta dos valores añadidos: la gestión de cobro con el deudor, y en el caso de cesión sin recurso, cubre la insolvencia del deudor, de tal modo que el cliente, una vez ha cedido y anticipado los créditos, puede dar por líquidos y cobrados los mismos (excepto falta de pago por disputa comercial). El factoring puede también utilizarse en su modalidad de factoring de exportación, y de hecho es un vehículo muy utilizado y valorado para todas aquellas empresas exportadoras que desean cubrir el riesgo comercial derivado de sus exportaciones y obtener, paralelamente y en un mismo instrumento, financiación de las mismas.
Finalmente, debemos mencionar también el BS Confirming. El BS Confirming o servicio de pago a proveedores es un instrumento con elevados crecimientos anuales (dobles dígitos desde hace ya varios años) que desde el punto de vista del proveedor permite a éste anticipar y asegurar (son anticipos sin recurso) el cobro de las facturas emitidas a sus clientes de una forma muy simple, sin necesidad de someterse a clasificaciones de riesgos.