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Circulante

Gestión del circulante

Sin duda alguna, la gestión del circulante se ha convertido en los últimos tiempos en la mayor de las preocupaciones de las empresas. A ello han contribuido muchos de los elementos que rodean –o quizás deberíamos decir provocan– la crisis económica actual.

  • Morosidad creciente, lo que comporta un incremento significativo de las partidas a cobrar por parte de las empresas y que en muchos casos devienen incobrables.
  • Caída de las ventas provocada por la falta de demanda.
  • Dificultades en el acceso a la financiación, provocado en muchas ocasiones por el propio deterioro de los balances de las empresas, con disminuciones significativas del fondo de maniobra (parte de los recursos permanentes que cubren el activo circulante).

Es imprescindible una excelente gestión de los clientes –analizando los riesgos de impago y, en la medida de lo posible, asegurando los mismos a través de compañías de seguros o factorizando las ventas– y un uso racional de los instrumentos de financiación a los que pueda acceder la empresa. Vamos a desarrollar este último punto.

Como elementos de financiación externa de circulante tenemos básicamente cuatro vías: descuento comercial, crédito, factoring y confirming. Es importante seleccionar qué instrumento debemos usar en cada caso, ponderando el coste financiero/riesgo de impago.

  • Descuento comercial: es el instrumento básico de financiación por excelencia, que permite la evolución continua del ciclo habitual de una empresa: ventas realizadas - efectos a descontar - obtención de liquidez - pago a proveedores. La decisión de qué papel descontar deberá basarse en el binomio plazo/riesgo, descontando en primer lugar los efectos de menor riesgo y, en la medida de lo posible, no descontar los efectos con alto riesgo de impago.
  • Crédito: la póliza de crédito debe permitir a una empresa afrontar los gastos corrientes de la misma. En el flujo de salidas y entradas (cobros y pagos) de cualquier empresa pueden producirse desfases de tesorería, que quedan cubiertos con la póliza de crédito.
  • Factoring: es el producto más moderno de los comentados, que paulatinamente se va incorporando en las empresas como un elemento básico de financiación habitual. Podemos definir el factoring como la adquisición por parte de una entidad financiera de créditos provenientes de bienes muebles, prestación de servicios o realización de obras. En su modalidad sin recurso, la entidad financiera asume el riesgo de insolvencia de los clientes de la empresa, lo que permite a ésta obtener en un solo producto la financiación más la cobertura del riesgo de insolvencia de sus clientes.
  • Anticipos de confirming: cada vez es más usual que las empresas, especialmente las medianas y grandes, paguen a sus proveedores a través de confirming. Esto permite a la empresa beneficiaria de los pagos el anticipo de los mismos, anticipo que es sin recurso y, por consiguiente, puede considerarse como cobro efectivo.

A través del descuento comercial y del factoring de exportación, una empresa puede también financiar sus exportaciones, y en el caso del factoring cubrir también el riesgo de insolvencia del comprador. Esto último permite a las empresas gozar de mayor tranquilidad en sus ventas al exterior, pues no sólo tienen el riesgo cubierto sino que la propia gestión de cobro la realiza la entidad financiera.

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